Se dan en todo tipo de trabajos y empresas, pero destacan mucho más en puestos técnicos, creativos o de organización, que es donde se revela más crudo el daño que generan. Los resultados que producen son chapuceros y a un coste elevado. Sin embargo, mientras no se concrete la solución con ellos, es preciso actuar honestamente sobre este tipo de personas, recordando siempre que, mientras ocupen su puesto, los empleados son responsabilidad de su jefe.

  1. Jamás debemos abandonarles a su suerte, o dejar de darles trabajo. Esto ocasionaría una gran desmotivación en el resto del equipo.
  2. Nunca debemos mirar hacia otro lado.
  3. Hay que evitar por completo la actitud paternalista. Es la peor forma de tratarles. Suave como la seda pero con mano de hierro.

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  4. Se mejorará la comunicación con ellos, informándoles de forma clara, honesta y transparente de los cambios.
  5. Se hará especial hincapié en el cumplimiento de las normas y procedimientos de la organización.
  6. Solamente se les asignarán tareas que sean capaces de cumplir satisfactoriamente.
  7. Se les marcarán objetivos claros y realistas en plazos, costes y calidad.
  8. Sus trabajos serán controlados y supervisados por su responsable. Seguimiento cercano.
  9. Se analizará su formación, sus competencias y su entorno laboral, para valorar si pueden desempeñar otro puesto dentro de la empresa.
  10. Tras un periodo prudente, se debe tomar una decisión definitiva sobre su encaje en la empresa.

Ojala no os toque tomar estas decisiones, pero.. a veces es la mejor de las decisiones.

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